Sunday, July 03, 2005

Esferas de luz

jaurelio preguntó:

...En primer lugar quiero felicitar la idea de la creación de este nuevo grupo. Creo que va a tener mucho exito...


Er favó cuhté me ase.

...¿Porque nos llega menos luz (se ve menos brillante) de una estrella mas lejana que otra, a igualdad de tamaño y magnitud absoluta?...

Nos serviremos en este caso, para responder a nuestro querido hermano, de la poesía, del ejemplo, de la metáfora, y aún de la escenificación plástica respondiendo así:

Porque de las dos esferas imaginarias que tienen como centro cada una de ambas estrellas, y cuyos radios respectivos son las distancias entre las mismas y la Tierra, una es mayor, en concreto la esfera de centro más lejano y de mayor radio, y siendo la misma cantidad de luz la que fluye de la estrella, es mayor la superficie de la esfera a iluminar, por lo que en el reparto lumínico queda dicha superficie con iluminación más ténue, de forma que nosotros, ubicados en la superficie de esa esfera, vemos la luz más débil, pese a ser el foco igual de potente.

Con exigua compañía pasamos las largas noches estrelladas contemplando embelesados el pálido tililar de todos esos astros, y son todos ellos epicentros de emanaciones de fuego o reflejo cósmico. Y quiere el Hacedor, en su caprichosa distribución de las estrellas y demás entes que pueblan el Cosmos, que unas estén más lejos que otras, y todas a distancias irregulares entre sí. Y vemos grande lo pequeño y pequeño lo grande, y se nos antoja la Luna un gigante dorado al aparecer en el horizonte, como ocurrió en el plenilunio de ayer, pero es que es un escaso segundo-luz el que nos separa de nuestro satélite natural. Pequeña es la esfera de luz que debe iluminar a la altura de nuestro planeta pues.

Y se nos representan en cambio Antarés, Sirio, Aldebarán o Algol como pálidos puntos azulados, rojos o de tonos cambiantes, cuando su magnitud escapa a la comprensión, pues trescientas veces mayor es el diámetro de Bethelgueuse (Alfa Orionis) que el de nuestro Sol, y mucha menos luz recibimos de ella que de nuestro astro rey, y aun de nuestra Luna, que ni luz propia mana de la misma.

Esferas de luz, imaginarias, que a mayor lejanía, más tienen que repartir, y menos calor nos llega cuanto más lejos estamos, y esto nos lleva a preguntarnos si una madre que tiene once hijos puede querer igual a cada uno de ellos que una madre que tiene dos.

Y ahora ve y no te toques más, que es pecado y la Virgen lo ve, y llora el niño Jesús.

Lumen Dei

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